En España, tras las fuertes lluvias del 29 al 30 de octubre, las inundaciones han dejado un saldo provisional de al menos 92 muertos en la región de Valencia, según los servicios de emergencia. En las regiones vecinas, se han registrado otras tres muertes. El número de víctimas podría aumentar.
Decenas de personas siguen desaparecidas, y la comunicación con algunas zonas es difícil debido a los cortes de electricidad que afectan a casi 150.000 hogares, las carreteras bloqueadas y los puentes derrumbados.
El gobierno español ha declarado tres días de luto y ha desplegado mil miembros de la Unidad Militar de Emergencia.
“El sobrino de mi primo ha desaparecido. El vehículo en el que viajaba fue arrastrado por la crecida del río. No tenemos noticias”, explica al Monde por teléfono Lola Tomas, vecina de Letur, un municipio de 1.000 habitantes en la provincia de Albacete, con la voz temblorosa y pocas esperanzas de encontrarlo con vida. “El agua subió de golpe y se llevó todo el centro histórico. Es un desastre”, añade esta profesora de 57 años.
En Letur, al menos cinco personas siguen desaparecidas, y una mujer de 88 años fue encontrada muerta por la tarde. El martes cayeron más de 400 litros de agua por metro cuadrado en la región, que se precipitaron por las ramblas, unos cauces naturales que evacuan el agua de las montañas. Estos cursos de agua, normalmente secos, se desbordaron, arrastrando casas y vehículos con una fuerza que los mayores del pueblo aseguran no haber visto nunca. El miércoles por la noche, la ciudad seguía sin electricidad ni agua potable. El ayuntamiento teme ahora los daños estructurales que la crecida pueda haber causado en los edificios que han quedado en pie.
Coches arrastrados por el agua embarrada
Este escenario dantesco se ha repetido en los municipios de Utiel, Requena, Chiva, Cheste y Picanya, dejando un reguero de imágenes de devastación. El agua caída en el interior de Valencia se ha precipitado finalmente con una violencia multiplicada por diez al sur de Valencia. La obra de desvío del río Turia, construida tras una crecida que provocó 300 muertos en 1957, ha permitido que el centro de la tercera ciudad española se libre de las inundaciones. Pero no los barrios del sur.
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